Unidad 2. Qué arte tienes
También la crucifixión de Jesús es uno de los temas más representados en el arte.
Elige una de las representaciones siguientes (mira en documento adjunto) y señala por lo
menos su título, autor, técnica y emociones que te suscita la obra. (10%).
Elige una de las representaciones siguientes (mira en documento adjunto) y señala por lo
menos su título, autor, técnica y emociones que te suscita la obra. (10%).
DATOS:
Título: Cristo crucificado o Cristo de San Plácido
Año: Hacia 1632
Autor: Diego Velázquez
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo: Barroco
Localización: Museo del Prado, Madrid. España
El Cristo crucificado, o Cristo de San Plácido, es una pintura al óleo sobre lienzo de Velázquez,
conservada en el Museo del Prado desde 1829. Velázquez pintó un Cristo apolíneo, de dramatismo
contenido, sin cargar el acento en la sangre aunque originalmente era más de la actualmente visible
y, a pesar de muerto, sin desplomarse, evitando la tensión en los brazos. Cristo aparece sujeto por
cuatro clavos, según las recomendaciones iconográficas de su suegro Francisco Pacheco, a una
cruz de travesaños alisados, con los nudos de la madera señalados, título en hebreo, griego y latín,
y un supedáneo sobre el que asientan firmemente los pies. La cruz se apoya sobre un pequeño
montículo surgido a la luz tras la última restauración. Sobre un fondo gris verdoso en el que se
proyecta la sombra del crucificado iluminado desde la izquierda, el cuerpo se modela con abundante
pasta, extendida con soltura, insistiendo en el modelado y en la iluminación; en algunas partes el
pintor "arañó" con la punta del pincel la pasta aún húmeda, logrando una textura especial, así en
torno a la cabellera caída sobre los hombros. Al igual que en los desnudos de La fragua de Vulcano,
las sombras se obtienen repasando con toques de pincel muy diluido y del mismo color, oscureciendo
por zonas irregulares la carnación ya terminada.
conservada en el Museo del Prado desde 1829. Velázquez pintó un Cristo apolíneo, de dramatismo
contenido, sin cargar el acento en la sangre aunque originalmente era más de la actualmente visible
y, a pesar de muerto, sin desplomarse, evitando la tensión en los brazos. Cristo aparece sujeto por
cuatro clavos, según las recomendaciones iconográficas de su suegro Francisco Pacheco, a una
cruz de travesaños alisados, con los nudos de la madera señalados, título en hebreo, griego y latín,
y un supedáneo sobre el que asientan firmemente los pies. La cruz se apoya sobre un pequeño
montículo surgido a la luz tras la última restauración. Sobre un fondo gris verdoso en el que se
proyecta la sombra del crucificado iluminado desde la izquierda, el cuerpo se modela con abundante
pasta, extendida con soltura, insistiendo en el modelado y en la iluminación; en algunas partes el
pintor "arañó" con la punta del pincel la pasta aún húmeda, logrando una textura especial, así en
torno a la cabellera caída sobre los hombros. Al igual que en los desnudos de La fragua de Vulcano,
las sombras se obtienen repasando con toques de pincel muy diluido y del mismo color, oscureciendo
por zonas irregulares la carnación ya terminada.
Buscando la mayor naturalidad, en el proceso de ejecución de la obra rectificó la posición de las
piernas, que inicialmente discurrían paralelas, con las pantorrillas casi unidas, y retrasando el pie
izquierdo dotó a la figura de mayor movimiento, elevando la cadera en un contrapposto clásico que
hace caer el peso del cuerpo sobre la pierna derecha. El paño de pureza (también llamado perizoma),
muy reducido y sin derroche de vuelos a fin de poner el acento en el cuerpo desnudo, es la parte
más empastada del cuadro, con efectos de luz obtenidos mediante toques de blanco de plomo
aplicados sobre la superficie ya terminada. La cabeza tiene un estrecho halo luminoso que parece
emanar de la propia figura; el semblante está caído sobre el pecho dejando ver lo suficiente de sus
rasgos y facciones nobles; la nariz es recta. Más de la mitad de la cara está cubierta por el cabello
largo que cae lacio y en vertical.
piernas, que inicialmente discurrían paralelas, con las pantorrillas casi unidas, y retrasando el pie
izquierdo dotó a la figura de mayor movimiento, elevando la cadera en un contrapposto clásico que
hace caer el peso del cuerpo sobre la pierna derecha. El paño de pureza (también llamado perizoma),
muy reducido y sin derroche de vuelos a fin de poner el acento en el cuerpo desnudo, es la parte
más empastada del cuadro, con efectos de luz obtenidos mediante toques de blanco de plomo
aplicados sobre la superficie ya terminada. La cabeza tiene un estrecho halo luminoso que parece
emanar de la propia figura; el semblante está caído sobre el pecho dejando ver lo suficiente de sus
rasgos y facciones nobles; la nariz es recta. Más de la mitad de la cara está cubierta por el cabello
largo que cae lacio y en vertical.
En cuanto a los sentimientos que transmiten, a mi personalmente me da pena ya que aparece en
esa situación porque dio la vida por nosotros por lo que a la vez también me da respeto ya que fue
una persona muy valiente porque era consciente del dolor que iba a sufrir poco a poco hasta llegar
a morir.
esa situación porque dio la vida por nosotros por lo que a la vez también me da respeto ya que fue
una persona muy valiente porque era consciente del dolor que iba a sufrir poco a poco hasta llegar
a morir.
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